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El templo de Dios

Writer's picture: Xiomara MaldonadoXiomara Maldonado

Updated: Jan 15, 2022

¡No desatenderemos el Templo de nuestro Dios!

Nehemías 10:40


Según el diccionario, de la Real Academia Española, la definición de la palabra atender es: Mirar por alguien o algo, o cuidar de él o de ello.

"No desatenderemos el Templo de nuestro Dios", fueron la últimas palabras del capítulo 10 de Nehemías. Cada uno de los que estaba allí hacían pacto con Dios para atender, mirar cuidar el templo de Dios.

El pueblo termina con esta oración a su compromiso, el cual fue sellado y escrito por los jefes, levitas y sacerdotes. Habían realizado un poderoso compromiso para no desantender el Templo de Dios, en aquél tiempo refiriéndose a la estructura física del tabernáculo. En nuestro tiempo, haciendo referencia al Templo que fue elevado a nuestros cuerpos. Como bien dice: Romanos 12:1: "cuerpos como sacrificios vivos, santo y agradable a Dios".


Hoy, mientras leo este capítulo detenidamente es como si este último versículo se elevara por encima de los demás. ¡Qué valor y responsabilidad conllevaba pronunciar esta oración! ¡Cuánta disciplina, entrega y órden estaban afianzados con cada detalle que envolvía el trabajo de los sacerdotes, levitas y el pueblo de Israel!

Habían hecho un gran compromiso sellado y escrito con el Rey de Reyes. A tal punto, que aún en nuestros días lo continuamos leyendo y aprendiendo del mismo.


Entonces, me hago la pregunta, "¿te has comprometido Xiomara a no desanter el templo de Dios que es tu cuerpo? ¿Hasta qué punto has cumplido con ésto? Porque si cuidar y hacer los requerimientos que mandaba Dios en la ley era fundamental, ¡cuánto más no será el cuidar, atender y guardar nuestro cuerpo como el templo donde anhelamos Su Presencia pueda habitar!


Muchas veces estamos abiertos a recibir las bendiciones del Altísimo, recibir su gracia, misericordia y perdón, pero cuando se trata de lo que nos toca accionar o poner de nuestra parte hay excusas e imposibles de nuestra parte para el Rey. ¡Cuánto le huimos a los compromisos! Sin embargo, cuando nos comprometemos con Dios, el galardón es eterno, ¡no tiene precio!


La invitación hoy desciende desde lo alto, como un lienzo que desea tocar tu vida para que active en ti y en mí un poderoso compromiso. Uno que quede sellado para que trascienda nuestras generaciones. Es tiempo de no desantender nuestros cuerpos y por encima de las circunstancias comprometernos con todo aquello que nos acerque más a Dios. Recordemos que su Palabra nos afirma que: "sólo los valientes arrebatan el reino de los cielos" (Mateo 11:12).


Permítele que tu templo sea ese lugar donde Su Nube pueda hacer hospedaje eterno.


Dios te bendiga.


Con amor,


Xiomy M.











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