En innumerables ocasiones cada una de nosotras ha leído, conocido o escuchado acerca de Egipto. Específicamente sobre el tiempo que el pueblo escogido de Dios vivió allí, en la tierra de Gosén. La Palabra nos indica que fueron alrededor de 430 años (Éxodo 12:40-41).
Cuatro siglos viviendo un tiempo fuerte de opresión y esclavitud. Luego de tantos años, es de imaginar que, ya el pueblo había perdido la esperanza y hasta pensarían que Dios se había olvidado de ellos. En nuestra actualidad, gracias a las Escrituras, tú y yo conocemos que no fue así, Dios tenía un plan perfecto para liberarlos y sobre todo para mostrarle Su Gloria.
Cada vez que se acerca la temporada de la Pascua, es el momento perfecto para recordar que con mano fuerte y brazo extendido los sacó de ese lugar donde no podían vivir en libertad (Deuteronomio 26:8). Egipto, no era el lugar que Dios tenía destinado para su pueblo escogido. Tú y yo, al igual que los hebreos somos ese linaje escogido por Dios
(1 Pedro 2:9). Egipto, sólo estancaba su propósito. Egipto, no permitía que sus dones y talentos fluyeran. Egipto, estancaba su llamado. Egipto, no era la tierra prometida que mana leche y miel. Todo lo contrario, un lugar que no era del agrado de Dios, donde el átomo más pequeño llegaba a convertirse en un dios para los egipcios.
Hace un tiempo atrás, leía Génesis y vino esta pregunta a mi mente, ¿cuál es tu Egipto Xiomara? Aunque no he vivido en ese lugar y no he vivido en esclavitud y opresión; podía sentir que cuando no conocía de Jesús y vivía en desobediencia a su Palabra; verdaderamente vivía en Egipto. Vivir cautiva del pecado, del orgullo o del mismo pasado, es estar en Egipto. En muchas ocasiones vivimos en Egipto por razones ajenas a nuestra voluntad, pero en otros momentos es por causa de nuestras propias decisiones.
Egipto tiene un sólo fin, paralizarte y detener tu llamado.
Cada una de nosotras puede preguntarse y identificar: ¿Cuál es tu Egipto? ¿Cuál es ese lugar, ese algo, ese hábito, ese pecado, ese pensamiento, esa persona,etc., que por tantos años te ha mantenido en esclavitud? Tú y yo, al igual que los hebreos somos ese linaje escogido por Dios (1 Pedro 2:9). En resumen, ¿de qué o de quién fuimos esclavos? ¿Cuántos años has estado viviendo lejos de la tierra prometida? ¿Cuántos años viviendo en ese lugar donde no puedes servirle a Dios en espíritu y verdad? ¿Cuántas cosas necesitamos dejar atrás para seguir la voz de Dios?
Hoy, mientras lees estas líneas oro al Padre para que Su amor y bondad te permitan ir al desierto a adorarle en libertad. Te permita dar esos pasos y comenzar ese camino que te conduce a la tierra prometida; al lugar de descanso que Él ha preparado para ti. Dice la Palabra en Hebreos 4:3 "Sólo los que tenemos fe podemos entrar en el reposo de Dios". Activa tu fe para creerle, activa tu fe para no vivir más en el lugar de desobediencia, activa tu fe para ver la Majestad del Gran Yo Soy. Activa tu fe y determina sacar todo Egipto de tu vida.
Si algo debemos tener presente, es que vivimos tiempos proféticos, donde todo apunta al rapto de la iglesia. Donde mirar atrás detiene los planes del Padre en tu vida. Donde permanecer en ese Egipto te impedirá ver Sus milagros y Su gloria. Donde quedarte en el mismo lugar que te esclaviza ya no es opción, pues no hay ninguna bendición.
Por eso hoy, más que nunca, hay un Egipto que dejar atrás.
Con amor,
Xiomy M.
Love it!!! Hay un Egipto que dejar atrás y una Tierra Prometida que conquistar.
Te amo
@Xiomara Maldonado 🥰❤
No mirar atrás jamás! Seguir adelante y pasar el Mar Rojo. Poderoso! Bendiciones!