Después les conté cómo la bondadosa mano de Dios estaba sobre mí, y acerca de mi conversación con el rey. De inmediato contestaron: —¡Sí, reconstruyamos la muralla! Así que comenzaron la buena obra. Nehemías 2:18
Cuando Nehemías tomó la iniciativa para construir las murallas de Jerusalén, jamás vislumbraría lo que pasaría más adelante. No sólo se trataba de construir, sino de las personas que necesitaría, los materiales para construir; también tendría que conocer y explorar la tierra donde nacieron sus padres, su amada Israel. Eran muchos detalles los que abarcaba el viaje, pero la misión era clara, re-construir los muros.
Emprendería un viaje de un lugar que nunca ha vivido, el cual sus padres y otras personas claves le pudieran dar forma y mediante sus palabras lo habían dibujado en su mente desde que era un niño. En su mente y por todo su corazón estaba escrita Jerusalén; allí estaba plasmado su templo y escrita la Ley.
Durante estos días, Dios me ha estado hablando sobre las lágrimas. ¿Xiomara, acaso has pensado que puedes construir una muralla con tus lágrimas? ¡Sin palabras!
Sí, aunque parezca imposible, la estás levantando. Una muralla de esa Jerusalén que representa tu vida, tu familia, tu casa y tus generaciones. Un muro que se levanta en oración, con lágrimas sobre tus rodillas a los pies de tu Amado.
Su Palabra nos dice que: “Los que siembran con lágrimas cosecharán con gritos de alegría (Salmo 125:6). ¡Poderoso! También en el Salmo 56:8: “Tú llevas la cuenta de todas mis angustias y has juntado todas mis lágrimas en tu frasco; has registrado cada una de ellas en tu libro.”
¡Cuán grande y maravilloso es Dios! El único capaz de llevar la cuenta de nuestras lágrimas y de juntarlas en un frasco.
En este hermoso día, da gracias por cada lágrima, pues con ellas construyes muros de oración, protección, fe y esperanza sobre tu casa. Con ellas, derramas tu corazón, tus peticiones, anhelos y todo lo que llevas dentro delante de tu Creador y Salvador. A lo mejor, has pensado que que tus lágrimas han sido absorbidas por tu piel, que han regado la tierra donde habitas, que se han evaporado en algún lugar, o hasta que han sido secadas por el viento. Hoy la respuesta es diferente. ¡No! Esas lágrimas han sido guardadas en un frasco que lleva tu nombre. Cada una ha caído en los pies de Jesús (Lucas 7:38).
¿Puedes imaginar hoy que volverás a ver tus lágrimas?
No temas, ¡ve! Construye, edifica y pon manos a la obra. Cada lágrima la volverás a ver. Más allá de las vivencias que empañan el panorama, la misión es levantar esas murallas. ¡Sí, reconstruyamos la muralla!
La recompensa lleva fragancia y esencia a eternidad. Levántalas sobre la piedra angular principal de tu vida y mi vida, Jesucristo.
Con amor,
Xiomy M.
Hola Xiomy. Poderoso mensaje y que llega a mi vida en el preciso momento...Los que siembran con lágrimas cosecharán con gritos de alegría (Salmo 125:6). ¡Poderoso! Dios te siga bendiciendo siempre amiga.
Dios gracias por lo que haces en la vida de tus hijos... Es hermoso!