En memoria de mí...

1 Corintios 11:25

“Esta copa es la nueva alianza sellada con mi sangre; cada vez que bebáis de ella, hacedlo en memoria de mí”.

Llevo muchos años teniendo el privilegio de participar en diferentes Cenas del Señor. Ha sido una bendición que la gracia y la misericordia del Padre me ha concedido.

Reconociendo en mi corazón que hasta hoy todo cambió. En definitiva que el Señor nos permite tener vivencias, lecturas, predicas, estudios bíblicos, testimonios, etc.; pero llega un momento donde la Palabra se transforma. Donde la podemos ver como bien lo describe el Apóstol Juan en su Evangelio, cuando dice: que el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros (Juan 1:14).

Durante mucho tiempo vi los elementos de la Cena desde lejos, pero hoy fue de cerca. El Señor nos da la oportunidad de cambiar nuestro sentir y pensar cuando vemos Su Palabra con cada detalle por más pequeño o simple que parezca.

El trabajar con la preparación y montaje de la Cena dio un giro a mi visión. Verme en el rol de Pedro para que todo quedara hermoso para la celebración de la Cena de la Pascua con Jesús (Lucas 22:7). Si echo a volar mi mente, me veo cautelosa y selectiva con los detalles para que se vea radiante la mesa y cada elemento. El poder colocar cada pan y llenar cada vaso del jugo que simboliza Su Sangre, tocó mi corazón. Orar por cada porción que recibirían los hermanos de la congregación y porque sus cuerpos fueran llenos del sacrificio de Jesús.

En muchas ocasiones he tenido presente que el pan es símbolo del cuerpo de Jesús y el vino que representa su sangre; pero hoy hubo un instante cuando vertía el jugo de uva que vino a mi corazón: "estás llenando cada vaso con mi Sangre". Sentí que con mis manos compartía la sangre preciosa de Jesús. ¡Sin palabras! Pero, así fue. Mientras lo escribo puedo sentir temor y temblor. El pensar por un momento que con tus manos puedes compartir el cuerpo y la sangre de Jesús. ¿Cuántos vasos en nuestro alrededor necesitan experimentar la Cena del Señor?

En demasiadas ocasiones recibí el pan y el jugo, pero nunca había experimentado lo que hoy viví. Desde otro ángulo, dándonos la oportunidad de ser parte de los obreros de la mies, la revelación se transforma y cobra vida. Muchos en la congregación jamás conocerán quiénes sirvieron las bandejas. Yo lo desconocí también.

Hoy comparto ésto como testimonio para bendecir tu vida y que haya en ti esa consagración, esa preparación y ese entendimiento pleno, así como lo anhela Jesús.

Eres canal para que otros reciban el pan de vida y sean llenos de la sangre más preciosa que existe. La sangre de Jesús sigue viva y seguirá viva, pues las Escrituras señalan esto en su manto en Apocalipsis 19:13.

La sangre del Cordero escribe una nueva historia para todo aquél que recibe al Hijo como su Salvador. El pacto ha sido sellado con su sangre. Recuérdalo una y otra vez, su cuerpo y su sangre.

El mandato es hacerlo en su memoria para tener esperanza porque la Cena la podremos celebrar con Jesús en su regreso. En memoria de mí, no signfica que estaremos tristes o culpables por la severidad que sabemos experimentó el Salvador en la cruz. Y mientras estudio y medito en lo que sentí hoy, el Señor en su esplendor y majestad, añade otra revelación. Y ahí puedo ver que Su anhelo es otro... y va más allá.

Veámoslo en la versión de la palabra de New Life Version la cual nos indica una revelación con un peso de gloria precioso. 1 Corintios 11:25, "De la misma manera, después de cenar, tomó la copa. Él dijo: "Esta copa es la Nueva Forma de Adoración hecha entre Dios y ustedes por Mi sangre. Cada vez que lo bebas, hazlo para acordarte de Mí".

No sé cómo estará tu corazón y tu mente luego de leer esto, pero estoy segura que te cautivó. ¡Aleluya! En memoria de mí para que experimentes una nueva forma de adoración. Hoy la viví desde que la serví junto a uno de mis compañeros diáconos, hasta que la pude comer con el resto de la congregación.

Estás llenando cada vaso con mi sangre.

Estás llenando cada vaso con una nueva forma de adoración.

Estás llenando cada vaso con un nuevo pacto. ¡Santo!

Estás llenando con cada vaso no sólo sus mentes, sino también su corazón.

Los elementos siguen vivos, pues Jesús resucitó, Así también anhelando que con la cena se recree el pacto de una nueva forma de adoración en medio de su pueblo.

El profeta Jeremías lo profetizó en su libro cuando nos habla del nuevo pacto que el Señor renovaría con el pueblo de Israel (Jeremías 31:33). Así lo renovó, siendo el sacrificio perfecto, con su cuerpo y con su sangre.

Su Sangre nos conecta a un nuevo tiempo con el Padre. Oro para que cada línea que leas cobre vida en ti y haya un nuevo anhelo por llenarte más de Él.

En memoria de mí... una nueva forma de adoración por medio de Su sangre.

Con amor,

Xiomy M.